Volver a las aulas de secundaria

La vida me ha llevado nuevamente a entrar a las aulas de secundaria, esta vez como observadora. Es una gran oportunidad conectar con las preocupaciones actuales de los docentes que, actualmente, ejercen en secundaria donde algunos de los temas que rondan son: el bajo rendimiento académico, el abandono escolar, las dificultades de adaptación, la falta de motivación y el mal uso de las nuevas tecnologías. Ver las decisiones que se están tomando, ver cómo enfrentan las problemáticas cotidianas, ver las dinámicas de los adolescentes y ver las relaciones entre docentes, estudiantes y familias es una gran oportunidad. Desde el rol de observadora he podido poner atención a lo que ocurre en el aula, a los modos de comunicarse unos con otros y, también a ver cómo se están implementando las metodologías de aprendizaje y la evaluación. En el 2017 presenté mi tesis doctoral que trataba el trabajo por proyectos en un instituto pionero de Barcelona. A día de hoy (2025) puedo observar la evolución de una metodología que ha ido teniendo cabida en los sistemas educativos. Este post podría ser un ensayo comparativo de lo que observé hace años y de lo que hoy veo en un nuevo instituto público también ubicado en Barcelona. Pero, lo que quiero compartir en este escrito es una mirada a las aulas de secundaria, a las dificultades que he podido observar. Actualmente, me dedico a la formación docente, hago clases en el máster de secundaria, cotidianamente escucho inquietudes de futuros docentes: “¿Cómo puedo ser un buen docente?”, “¿Sabré gestionar un aula con 25-30 estudiantes?”, “Los adolescentes de hoy son complicados, ¿cómo se está gestionando el uso de dispositivos y pantallas?”. Lo cierto es que las preguntas suelen ser problemáticas relacionadas con la gestión del aula, con las emociones, con los conflictos, con los dispositivos móviles y con el estrés. Suele escasear las preguntas y/o preocupaciones en relación a la especialidad/contenido. Lo cierto es que cada centro es un mundo. No obstante, la experiencia de uno se va extendiendo y se vuelve un ejemplo (a seguir o no) de lo que sirve o se desecha.

Es relevante destacar que la reflexión en la práctica docente debe estar siempre presente; la búsqueda y aplicación de nuevas estrategias para enfrentar las situaciones que a diario ocurren podrían basarse en las experiencias de otros. Eso vendría a ser una evidencia de si las prácticas actuales son o no eficientes, si son soluciones realistas (y, a veces, creativas) para responder a las necesidades del aula y si con ellas se logran aprendizajes significativos.